viernes, 30 de diciembre de 2011

Federación Argentina de Psicopedagogos

 
Al almanaque del 2011 ya  le quedan pocas hojas.
Para muchos, las fiestas traen angustia y frustración.
La psicóloga Beatriz Goldberg cuenta algunos tipspara superar la depresión de fin de año
Diciembre desempolva los sentimientos más variados en las personas. 
Para muchos es la época más linda, donde aprovechan para reencontrarse con seres queridos, repartir regalos
y celebrar el año excelente que se está terminando.

Sin embargo, están quienes "ven el vaso medio vacío".

Se trata de aquellos que quisieran dormir durante semanas para evitar las reuniones familiares, los balances personales
 y la frustración por no haber cumplido los objetivos propuestos.

Si bien la sociedad nos exige estar felices y exageradamente alegres en las fiestas, quienes padecen el "estrés navideño"
las viven como una verdadera pesadilla teñida por melancolía y tristeza.

Los motivos por los cuales quisieran borrarse del mapa son diversos. Soledad, falta de dinero, exceso de gastos
y el recuerdo de personas que ya no están o que se encuentran lejos.

Los villancicos, las canciones y la publicidad apuntan a que uno tiene que estar bárbaro,
tener una familia como la de los Ingalls y una vida color rosa llena de de felicidad.
Pero la realidad es otra. Uno a veces no tiene esa vida, no todo le va tan bien.

A todos les va bien, menos a mí", "todos están contentos y alegres, menos yo", "de mí nadie se acuerda",
 son los pensamientos más comunes entre quienes detestan las fiestas.
"La palabra clave es 'cierre'. La gente termina las cosas a esta altura del año. 

El hecho de que todos cierren su año los hace sentir presionados porque ni siquiera han abierto lo que querían.

Los balances a esta altura suelen ser extremadamente negativos. 

Y el pesimismo provoca la frustración de, una vez más, no haber logrado las metas.

Según Goldberg, "la gente piensa más en lo que le falta que en lo que hizo. Hay mucha distorsión.
Todo suele verse bajo una lupa totalmente negativa".

Hay que tener en cuenta que:
-No se termina el mundo el 31 de diciembre a las 12 de la noche. 
Todavía tenés mucha vida por delante.

- Sé amigo de tu persona, no distorsiones las cosas ni te subestimes.

- Pensá en las cosas buenas que hiciste y no tanto en lo que dejaste de hacer.

- A la hora de la cena, sentante cerca de quienes estén mejor anímicamente. 

Lo ideal es estar rodeado de personas que irradien buena onda y alegría.

- Si sufriste alguna ausencia que extrañás demasiado, aprovechá estas fiestas para recordarla con amor.
 Esa persona deseaba profundamente que estés alegre.

- Con humor, alejate de cualquier comentario negativo o de los típicos parientes pesimistas.

- No bebas demasiado. Muchas veces el alcohol puede deprimirte aún más.
 Los excesos nunca son buenos.

¡ Que tengamos las Fiestas en PAZ!
Es el deseo de la
Federación Argentina de Psicopedagogos

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