domingo, 8 de mayo de 2011

Mi hijo, mi alumno... tiene problemas de atención y/o de hiperactividad

Mi hijo, mi alumno... tiene problemas de atención y/o de hiperactividad
Dr. León Benasayag (Médico Neurólogo)
Lic. Gabriela Dueñas (Psicopedagoga)
1. "Desorden por Déficit Atencional con o sin Hiperactividad" (ADD/H)... Un tema con historia
Siempre existieron niños dispersos, impulsivos, inquietos, con dificultades para seguir el ritmo escolar, aceptar límites, respetar consignas, concluir tareas, etc.
Ante la preocupación de padres y maestros, la Medicina sintió la necesidad de encontrar una solución a este conjunto de síntomas.
NO teniendo estos síntomas una causa orgánica que pudiera documentarse por análisis químicos, genéticos ó radiológicos, etc., el diagnóstico comenzó a limitarse a la descripción y clasificación de un conjunto de conductas.
Nombres tales como: “Disfunción Cerebral Mínima” (DCM), “Hiperkinesia”, “Inestabilidad psicomotriz”, etc. se utilizaron a través del tiempo para justificar medicación de aquellos niños que “padecían este desorden” y generar Programas de Entrenamiento de la Conducta a través de “sistemas de premios y castigos” para “adaptar” al niño al medio escolar.
Actualmente se diagnostica el ADD/H basándose en un cuestionario llamado Test de Conners que debe ser llenado por padres y/o maestros sin estudios que documenten el compromiso orgánico.
Desde una perspectiva contraria, nosotros pensamos que la idea básica es comenzar poraceptar y entender que el niño no nace completo, acabado, terminado. Su personalidad, su forma de ser y hasta su inteligencia y capacidad de aprender se construyen a través de un complejo proceso que se inicia aún antes de nacer. En el mismo intervienen múltiples factores que a su vez se afectan entre sí. Entre ellos, no sólo los biológicos son importantes. La historia familiar, el trato afectuoso y justo, desatento e indiferente o agresivo y rígido que puedan brindarle sus seres queridos más cercanos, sumados a las oportunidades culturales del medio social en el que esta inmerso, juegan un papel fundamental.
El niño es un árbol que crecerá y dará buenos frutos en la medida que sea nutrido por elementos sanos y vigorizantes.
No hay ninguna causa genética, ni neurológica que predetermine quien será un santo, un sabio, un demente o un criminal. 
Como decíamos, cada niño es producto de su historia particular, singular, original en la que se conjugan múltiples variables orgánicas, afectivas y sociales que a su vez interactúan entre sí, con sus circunstancias actuales, familiares y escolares. Comprender a un niño, entender por qué se comporta de tal o cual manera, por qué tiene facilidades o por el contrario dificultades para aprender, no es una tarea sencilla. Un diagnóstico, no puede agotarse entonces en la toma de unos cuantos test de inteligencia (cuyos alcances, hoy se sabe, son limitados), menos aún, con los datos cuantitativos con los que- a través del famoso cuestionario mencionado- se les pide a los padres y maestros que describan al niño.
De nuestra experiencia surge que CARIÑO, CUIDADO Y COMIDA parece ser los únicos ingredientes que no pueden faltar en ninguna receta básica que pretenda prescribir cómo hacer para obtener un niño más sano y más feliz. Por lo general no hacen falta otro tipo de remedios, ni “programas de adiestramiento de conducta”.

2. Lo principal es hacer un diagnóstico preciso

Si tomamos en cuenta que el ADD/H no es UNA ENFERMEDAD CRÖNICA que deba ser medicada, ni un TRANSTORNO que pueda hacerse desaparecer por “arte de magia”, sinoun conjunto de síntomas de múltiples causas comprenderemos por qué requiere de un DIAGNÖSTICO interdisciplinario, amplio, minucioso y abarcativo para llegar al TRATAMIENTO ADECUADO.
Un diagnóstico de estas características que se le realice a un niño implica:
- no excluir su historia vital, desde el embarazo y parto pasando por todos sus aprendizajes de vida (¿cómo aprendió a comer, a caminar) hasta llegar a su presente.
- no descartar rápidamente alteraciones biológicas y neurológicas (cuadros de “Ausencias”, perdida de la audición, disminución de la visión, celiaquía, etc.) ni alteraciones de tipo psicológicas.
no excluir de la historia del niño a su familia ni a la escuela. Esto supone no quedarnos solo con la descripción de las dificultades que se observan sino también con la historia de esas dificultades: ¿cuándo y cómo aparecieron? ¿cómo respondieron ante ellas los adultos más significativos de la vida de ese niño? ¿qué papel jugaron en su aparición? ¿cómo se vieron implicados o sólo fueron observadores?, etc.
- Deberá tener en cuenta que los síntomas (impulsividad, distracción, hiperactividad) no son más que una señal de alarma. Lo que está a la vista, lo manifiesto. Como en el caso de la fiebre, lo que la causa no suele estar al descubierto y aunque molesta, gracias a ella podemos descubrir que tenemos un problema que afecta nuestra salud y poder así hacer una consulta y recibir ayuda.
- Y por último y fundamentalmente, no podrá limitarse a un tratamiento que atienda solo a los síntomas, como si lo único importante fuera hacerlos “desaparecer”. Menos aún, reducirse al suministro de medicamentos psiquiátricos cuyos efectos secundarios pueden llegar a ser mucho más graves que la dificultad que motivó su administración.

3. El médico sugiere medicarlo…
Actualmente, muchas escuelas (de clase media o alta) cuentan entre el alumnado primario con un alto porcentaje de niños que están siendo medicados con “drogas que comportan algún tipo de riesgo”, sin tener en cuenta que la mayoría de las veces las causas de los “desórdenes” de conducta y o aprendizaje que manifiestan estos niños tienen que ver con “cuestiones emocionales” vinculadas a su historia y o a sus circunstancias actuales, personales, familiares o sociales en las que se halla inmerso. Mudanzas, nacimiento de hermanos, separaciones, duelos no elaborados, conflictos de pareja, falta de tiempo de los padres para estar con sus hijos por exceso de trabajo y problemas específicos vinculados con la escuela, suelen ser los algunos de los ejemplos mas frecuentes.
Ante la indicación de medicar al niño recordemos que:

La medicación sola nunca es suficiente. El médico consultado deberá contar con un equipo de profesionales que oriente a la escuela, la familia y que además escuche al niño sobre cuales son sus necesidades.
• La orientación psicológica a los padres y la psicoterapia es básica en todos los casos para atender los problemas de conducta.
• La ayuda psicopedagógica es importante para el niño que tiene problemas de aprendizaje y el asesoramiento a sus maestros.
• El complemento con medicación suave del tipo de los antihistamínicos, puede ser necesario en algunos casos, de manera transitoria, para ayudar a tranquilizar al niño y hasta tanto se avance con el tratamiento de las causas del problema. La idea es evitar “doparlo” con drogas más fuertes.
• La actividad física y lúdica placentera, no competitiva ni agresiva, contribuyen también, de modo complementario a los tratamientos mencionados, reafirmando la autoestima del niño y facilitando una mejor regulación de la descarga de tipo impulsiva.

- Ante la duda, no deje de pedir una segunda opinión. Los padres son quienes -en última instancia- toman la determinación de medicar o no a su hijo, por lo tanto tienen que tener claro cuál es la causa del problema y cuáles son las razones por las que se indica el tratamiento que se indica. Tienen que estar convencidos que están haciendo lo mejor para el niño.
- Medicar a un niño sin razones suficientes, sin evidencias de compromiso orgánico, o “a prueba” como hemos visto algunos casos, puede lisa y llanamente calificarse de inadmisible.
- Leer bien el prospecto del medicamento y consultar todas las dudas. La farmacología moderna ofrece una amplia variedad de psicofármacos que permiten hacer “desaparecer” esos problemas de conducta que manifiestan estos niños y tanto incomodan a quienes conviven o estudian con ellos. Pero en general estas drogas tienen efectos secundarios. Muchas veces los padres no son bien informados de lo perjudicial que puede llegar a ser la “pastilla mágica”. La “pastilla” esta formada de drogas de acción similar a las anfetaminas. En forma complementaria también se les suele suministrar antidepresivos que no tienen eficacia probada en niños. Cualquiera de ellas, reiteramos, son potencialmente adictivas y dañinas. Estos medicamentos llamados PSICOFARMACOSse requieren sólo en raras excepciones y de manera TRANSITORIA debido a que muchos de ellos evidencian severos efectos secundarios que pueden ir desde dolores de cabeza hasta cuadros de depresión, retraso en el crecimiento, “alucinaciones”, brotes psicóticos y pensamientos suicidas. Recientemente se dieron a conocer 25 casos de mortalidad infantil vinculados a este tipo de tratamientos psico farmacológicos.

Alguna advertencias sobre el uso indebido de Psicofármacos en niños:
Drogas tales como ritalina - strattera – pemolina son las más recetadas en el mundo para el ADD/H. Sin embargo muchos casos de violencia, psicosis y muerte han sido reportados y entidades como la FDA están llevando a cabo investigaciones y legislaciones que controlen su uso y abuso.

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